Hermanas Walsh
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jueves, 26 de marzo de 2009

(Pseudo)Autobiografía: El estilo Marian Keyes


Creo que mi estilo de escribir mezcla la comedia con los aspectos oscuros de la vida de las mujeres, como la infidelidad, los complejos de inferioridad, el divorcio, la adicción a las drogas, la viudedad y su duelo, o la violencia doméstica. Rachel se va de viaje trata de alguien que se enfrenta a una adicción, y empleé mi experiencia en la rehabilitación para escribirlo. Lucy Sullivan se casa es una comedia situada en Londres sobre una chica que vive una vida despreocupada de soltera y que descubre que tiene cosas con las que enfrentarse.


Bueno, un libro sobre alguien con depresión no suena exactamente como algo muy divertido, pero en mi experiencia la mejor comedia está basada en lo oscuro. Mis siete libros son diferentes pero comparten el tema común de gente que está En Un Mal Momento, y quienes consiguen algún tipo de redención. Yo he estado En Un Mal Momento muchas veces, y no fue muy agradable, pero desde entonces se ha convertido en un tema perfecto sobre el que escribir. Me suelen comparar con Helen Fielding. Ambas empezamos a escribir al mismo tiempo —mi segundo libro (Lucy Sullivan se casa) salió justo cuando El diario de Bridget Jones despuntaba en las librerías— y las dos somos escritoras cómicas que escriben sobre cosas de mujeres «corrientes».


El secreto de mi éxito es el trabajo (insconstante, claro). Trabajo de 7:30 a 4:30 de la tarde cinco días a la semana. ¿Quiere decir esto que soy disciplinada? Sí, soy disciplinada. A veces.

miércoles, 25 de marzo de 2009

(Pseudo)Autobiografía: 2008 - Un tipo encantador


Con Un tipo encantador me probé a mí misma y probé a mis lectoras. Quise hacer un texto duro, sin concesiones, un retrato difícil y angustioso sobre la mayor lacra que ha caído sobre las mujeres: la violencia. También me puse a prueba como escritora, haciendo un texto tan complejo, tan serio y... tan largo... (sí, ¿verdad?) que pensé que nunca lo acabaría, o que sencillamente chocaría con mis pretensiones y terminaría fracasando.




Sin embargo, el éxito de ventas y los comentarios que han hecho mis lectoras parecen indicar que al final conseguí lo que quería. ¿No es fantástico cuando ves hecho realidad un sueño? Acabé tan cansada y tan contenta con mi trabajo, que Tony y yo cogimos un avión y nos regalamos un viaje a Chile.

Pero esa es otra historia...


Ver:



martes, 24 de marzo de 2009

(Pseudo)Autobiografía: 2006 - ¿Hay alguien ahí fuera?


En ¿Hay alguien ahí fuera?, publicada en el año 2006, volví a hablar de corazones rotos, soledad y depresión, pero como siempre lo envolví todo con una ligera capa de comedia, locura y los desastres cotidianos de la familia Walsh. En este caso, Anna Walsh fue el centro de la obra. En ella Anna Walsh se enfrenta a la vida, lucha por salir adelante, por venirse arriba a los 29 años, casi cuando yo tuve que hacerlo, aunque nuestros problemas fuesen distintos.


Al principio me costó mucho escribir el libro. Pensaba que no estaba haciendo las cosas bien, estaba ansiosa todo el tiempo. No conseguía mantener el equilibrio, me estaba quedando una novela demasiado triste. Me daba cuenta de que faltaba algo más… Entonces, cuando ya casi la tenía terminada, se me ocurrió introducir las alocadas historias detectivescas de Helen para conseguir el contrapeso cómico. Escribí esa parte, ese argumento paralelo, en sólo un día. Era lo que faltaba. Y realmente disfruté escribiéndolo.


domingo, 22 de marzo de 2009

(Psedo)Autobiografía: 2004 - ¿Quién te lo ha contado?


¿Quién te lo ha contado? (2004) está ambientado en el mundo editorial. Fue muy divertido escribirlo, pero os aseguro que no toda mi vida aparece reflejada. Por ejemplo, no tengo NADA en común con Jojo, excepto el deseo de ser como ella cuando crezca, así que tuve que investigar por completo su ambiente, sus propósitos, etc. Lo mismo ocurre con Gemma, porque no sé nada sobre la Organización de Eventos y tuve que investigarlo también. Los únicos incidentes de la vida real que he llevado al libro son cosas como la desastrosa firma de libros de Lily, cuando nadie se giró para mirarla. Yo también he conocido la pena de estar sentada en una librería viendo pasar los matojos rodando, como en las películas del oeste.


En parte está ambientado en una firma de relaciones públicas de cosméticos en Nueva York. Escribo una columna mensual sobre belleza para una revista irlandesa, y quedé fascinada por ese mundo. Cuánto esfuerzo puesto en algo tan trivial, y tan importante para mucha gente.


sábado, 21 de marzo de 2009

(Pseudo)Autobiografía: 2002 - Maggie ve la luz


En Maggie ve la luz (2002) continué la saga Walsh. Esta vez me decidí por Maggie, la hermana que siempre hacía las cosas según las reglas, pero que pierde los papeles cuando su matrimonio fracasa y se queda sin trabajo. Su vida no es como ella había calculado. Quise que el libro fuese un análisis serio sobre qué ocurre cuando la comunicación se rompe.


Por otro lado, es un tema muy sencillo de comprender cuando se viaja a los EE.UU., que es donde sitúo la acción de la novela. Pude documentarme cuando estuve en Los Angeles durante mi estancia a raíz del interés de Disney en hacer la película sobre Rachel se va de viaje. ¡Dios mío, nadie camina por las calles de Los Angeles! Ese ruido y esa humedad… son tan malos… Sólo caminaba yo, y cualquiera que me haya visto pensaría que estaba enferma. Todo el mundo me miraba.


(Pseudo)Autobiografía: 2000 - Sushi para principiantes


Sufrí mucho escribiendo Sushi para principiantes. Pero también siento que es mi obra más adulta. Se publicó en el año 2000, en pleno cambio de milenio. Mis novelas dieron un giro también. Trata de mujeres, más que de chicas, y el humor está más trabajado. Quise que los personajes fuesen más complejos.





También quise dar un paso más para acercarme a la literatura, sentirme más escritora pero sin perder mi estilo. Y creé a Ashling, que de todos los personajes de mis novelas es al que siento más cercano a mí, porque vivo ansiosamente y me preocupo por los demás, y vivo siempre con el temor de no ofender a nadie y que a mi alrededor nunca se produzca ninguna disputa. Pero no estoy siempre así, como ella. Lo que busco es que todo el mundo sea feliz y esté cómodo, pero no en el grado de Ashling, que se siente responsable de la felicidad de todos y en todo momento.


viernes, 20 de marzo de 2009

(Pseudo)Autobiografía: 1999 - Por los pelos


En Por los pelos viví una situación extraña. Sentía como si traicionara a mis anteriores personajes, y hasta cogí manía a los nuevos… Pero con el andar del tiempo me encariñé irremediablemente. Cuando lo terminé en las navidades de 1998, me fui de viaje con Tony, mi marido. Fue la primera vez que, entre libro y libro, nos tomábamos unas vacaciones. Viajamos a Tailandia, Vietnam y América. Nos gustó tanto que solemos hacer una escapada cada vez que termino de escribir un libro.


Desde Francia me llegó una oferta para llevar Por los pelos a la pantalla. Acepté, y puedo decir que, aunque las localizaciones son otras y el idioma es diferente, es la adaptación de la que estoy más contenta.


jueves, 19 de marzo de 2009

(Pseudo)Autobiografía: 1998 - Rachel se va de viaje


Escribí Rachel se va de viaje con la idea de cambiar de registro. Y de hecho es el más serio de todos. Con él quise también continuar con la saga de las Hermanas Walsh. Salió en 1997, en otoño, y yo acababa de volver a instalarme en Dublín. Aunque hay momentos cómicos, también hay mucho dolor. Porque en él puse toda mi experiencia traumática durante la rehabilitación. Tuvo alguna mala crítica porque no entendieron el giro que di, pero por otro lado siguió vendiendo e incluso Disney me ofreció la posibilidad de verlo adaptado en una película. No me ofrecieron escribir el guión, pero tampoco lo hubiese aceptado.



miércoles, 18 de marzo de 2009

(Pseudo)Autobiografía: 1996 - Lucy Sullivan se casa



Claire se queda sola se vendió muy bien y amplié el contrato para cinco libros. Entonces me puse con Lucy Sullivan se casa, que salió en Irlanda en septiembre de 1996 y estuvo en el primer puesto de ventas durante nueve semanas. Entonces empezó el baile, y varias editoriales de Gran Bretaña me ofrecieron tanto dinero como para hacer posible mis sueños más salvajes… Yo estaba asustada. Fui a visitar dos editoriales, una grande o otra que no lo era tanto, ambas entusiasmadas por mí, donde me ofrecían montones de ideas para mis próximos libros. Al final me quedé con la más modesta porque me asustó la inmensidad de la Gran Editorial.



martes, 17 de marzo de 2009

(Pseudo)Autobiografía: 1995 - Claire se queda sola



Comencé a escribir en 1993. Empecé con historias cortas durante meses antes de dejar de beber, y después de salir de rehabilitación decidí enviarlas a un editor. Para que me tomaran en cuenta, adjunté una carta explicando que había escrito parte de una novela. Cosa que no había hecho. No tenía tampoco intención de hacerlo, estaba mucho más interesada en la gratificación instantánea de las historias cortas. Pero me contestaron y me dijeron: envía la novela, y por una vez en mi autodestructiva vida no me tiré al suelo. Escribí cuatro capítulos de mi primera novela Claire se queda sola (1995) en una semana, y me ofrecieron un contrato por tres libros más, gracias a la fuerza que conseguí imprimirle al texto

Claire se queda sola refleja todo ese mundo de alcoholismo en el que estaba. De alcoholismo y abandono. Viene de una noticia que leí en una revista en septiembre de 1993, y tuve la necesidad urgente de escribir algo. Era la peor época de mi alcoholismo, pero salí adelante.

domingo, 15 de marzo de 2009

(Pseudo)Autobiografía: antes de escribir




Nací en el oeste de Irlanda, en un pueblo llamado Limerick, en 1963. Vine al mundo con un mes de retraso, y suelo imaginar cómo podría haber sido mi vida si hubiese nacido cuando me correspondía y hubiese sido una dinámica y alegre Leo, en lugar de una perfeccionista Virgo. Nunca lo sabré.

Viví durante los años de mi infancia en un lugar idílico, lleno de niños que jugábamos por las calles. Entrábamos y salíamos de las casas y los jardines con libertad absoluta. Nos sentíamos seguros jugando en la calle, y nunca tuvimos la sensación de pasar ningún peligro. Mi padre solía venir a casa a la hora de comer, subido en su pequeño y ruidoso coche. El estruendo que armaba lo usábamos para saber que era la hora de comer. Eran tiempos muy inocentes, en los que considerábamos que la calle era parte de nuestro hogar.



Recuerdo mucho el salón de nuestra casa. Era una fabulosa habitación dividida en ambientes que sólo se usaba dos veces al año: para visitas realmente especiales y cuando iba el sacerdote. Todas las cosas importantes de nuestra casa ocurrieron en ese salón.

Mi dormitorio estaba pintado de amarillo, y recuerdo que leía los libros de Las torres de Malory y Las gemelas en Santa Clara de Enid Blyton en la cama. La mesa azul de formica de la cocina es otra cosa de la que guardo una viva memoria. Aún la conservaba mi madre hasta hace un par de años.

Nuestra escuela consistía en dos edificios, uno para niñas y otro para niños, con un espacio ajardinado en medio, tan grande que nunca nos llegamos a mezclar durante los recreos. Y entonces, cuando cumplí 11 años, me trajeron a Dublín. A la mayoría de los niños les hubiera parecido excitante cambiar de lugar, mudarse de sitio, pero yo lo encontré difícil porque era una niña muy sensible. De pequeña vivía constantemente con la ansiedad de hacer nuevos amigos.



Cuando terminé la escuela fui a la universidad. Era buena en Lengua, así que quise hacer periodismo, pero no obtuve plaza, así que tomé otro camino y conseguí el título de graduada en leyes, del que hice un buen uso yendo a Londres para trabajar de camarera. Tenía 20 años. Conseguí un piso en la planta 21 de un decrépito edificio. En realidad creo que no merecía algo mejor, como dejé dicho en mi libro Bajo el edredón.

Con el tiempo mejoré y me hice respetable, consiguiendo un trabajo en una oficina contable, donde trabajé (suelo utilizar el término oh‑qué‑aburrido) durante mucho, mucho, mucho tiempo. Creía que iba a estar allí para siempre, que iba a terminar como una anciana gruñona con cuarenta gatos y que los niños me tirarían piedras. De lo que ciertamente no tenía noción es de que iba a convertirme en escritora.

Durante esos años, mi baja autoestima (esa que me ha durado toda la vida), se fue tornando gradualmente en un problema con la bebida. Había empezado a los 14 años, cuando lo probé por casualidad en la escuela de danza. Cuando cumplí los 30 llegué a un terrible punto crítico. Me levantaba todas las mañanas odiándome. Después de un intento de suicidio, fui lo suficientemente afortunada como para entrar en rehabilitación. (¡Tened en cuenta que yo no me sentía afortunada en aquel momento! Yo creía que mi vida se había acabado.) Sin embargo, fui una de las agraciadas y, desde entonces, he logrado permanecer sobria y —más importante— ser feliz con ello.

No renuncio a mi pasado. Mi pasado es mi posesión más preciosa y nunca lo olvidaré.